Carmen Castañeda, “La congregación del oratorio de San Felipe” en La educación de Guadalajara durante la colonia 1552-1821, El colegio de Jalisco/El colegio de México, 1984, México, pp. 149-153.
Ficha de lectura
La congregación del oratorio de San Felipe
Entre las órdenes religiosas que ya existían en Guadalajara y que se habían interesado por los edificios de los colegios de Santo Tomás y de San Juan, se encuentran los Betlemitas, los dominicos y los Felipenses, los Felipenses intentaron establecerse en dicho edificio para ofrecer ahí estudios públicos.
Esta congregación se estableció en Guadalajara el 14 de agosto de 1679, eran un grupo de sacerdotes encabezados por el canónigo Juan Martínez Gómez, solicitaron al obispo Garabito la autorización de fundar una congregación bajo la regla de San Felipe Neri.
Días después, el prelado aprobó la fundación y expidió las constituciones, El Papa Clemente X confirmó la congregación por bula del 22 de mayo de 1702 y el rey la aprobó por cédula del 13 de agosto de 1721.
Esta congregación vivió un tiempo en la casa del templo de Nuestra Señora de la soledad hasta que se mudaron a un edificio en el cual empezaron a construir desde 1752 en la plaza que fue llamada San Fernando.
De acuerdo a las finalidades que constituían a los felipenses, éstos deberían dedicarse a la educación, así que en el año de 1773 decidieron abrir un colegio para dar cátedras de estudios mayores y menores, para que el Rey les concediera licencia, ellos formaron un largo expediente con las opiniones de siete personas muy reconocidas los cuales ya fueron examinadas por la Real Audiencia de Guadalajara.
Con toda esta información que se recogió ante un escribano, la audiencia de Guadalajara le escribió al Rey para darle cuenta de que el prepósito y los sacerdotes habían acudido a ella pidiendo licencia para establecer una casa de estudios.
La audiencia les otorgó una licencia temporal mientras llegaba la respuesta del Rey de España, pero el Rey contestó diciendo que sólo a él le correspondía decidir si se les otorgaba o no la licencia a los felipenses para fundar colegio, y que le parecía mejor mandar pedir varios informes sobre la convivencia o perjuicios que podía ocasionar el establecimiento de universidad en Guadalajara por que la ciudad pretendía la fundación de una universidad.
En la cédula del 3 de noviembre de 1774 el Rey expresó lo siguiente: “No había tenido a bien conceder a la solicitud de los felipenses y en consecuencia les rogaba y encargaba que desde luego cesaran el uso de licencia que se les había concedido para enseñar los primeros rudimentos de latinidad” esta actitud del Rey Carlos III de prohibir a los felipenses el establecimiento del colegio.
En las siguientes páginas les voy a mostrar unas fotografías tomadas por su servidor Luis Octavio Hernández Rea.
Buenos dias mi amigo ke tal estas llevando esta semana ,deseo k la empezaras muuuy bien ,yo te dire k aun estoy de vacaciones vine aller y empiezo mañana a trabajar y vine para desearte un precioso dia y mandarte un monton de besitos muuuuuua